El 17 de noviembre del 2009 cumplimos 30 años de casados y decidimos festejarlo con viaje.
Estuve varios días “jugando” con las web de las aerolíneas, poniendo distintas fechas de partida y destinos y la mejor combinación resultó ser Ecuador, por lo que hacia allá fuimos. Me hubiera encantado conocer la Ruta Maya, pero los precios eran muy superiores y lo dejamos para otra oportunidad que aún no ha llegado.
Recorrimos 3.060 km. en un vehículo rentado, un “carrito” como le dicen allá, acostumbrados a la proliferación de vehículos 4×4 o de gran porte como hay en la sierra sobretodo.
Pude conseguir la cartografía para el GPS, cosa que facilita enormemente el desplazamiento
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Día 1: Guayaquil
Salimos del aeropuerto de Córdoba con un vuelo a Santiago, luego de una considerable espera nos subimos a la nave que nos llevaría a Guayaquil, llegamos siendo noche al centro, dimos unas vueltas por la ciudad, cenamos algo y nos fuimos a descansar.
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Día 2: Guayaquil
Cuatro días antes de llegar a Ecuador se decretó la emergencia eléctrica y en la ciudad cortaban el suministro de 6 a 11 hs y de 15 a 18 hs. por lo que el acondicionador de aire se apagó a las 6 hs., se suma a ello la claridad que hay a esa hora ahí, más el calor húmedo de la ciudad, nos levantamos y salimos a caminar.
Esta era la vista desde nuestra habitación del Parque Seminario también conocido como Parque Bolívar o simplemente Parque de las Iguanas, es un pequeño y tradicional parque urbano público ubicado en el centro de la ciudad.
He recorrido el parque pero las iguanas están por todos lados y como no me agradan en absoluto, no hay fotos:)
A Guayaquil se la considera la capital comercial del país, se encuentra a orillas del río Guayas sobre el cual hay un hermoso paseo costanero, llamado Malecón 2000.
Este importante parque urbano le devuelve a la ciudad su relación perdida con el Río Guayas y sirvió como ícono para renovar el centro comercial.
Está muy bien cuidado, ya que está protegido en toda su extensión (2,500 kms) con rejas y se permite su ingreso de 7 a 24 hs. hay centros comerciales, patio de comidas, salas de cine, jardines, parqueaderos de lanchas, ect
Como se verá no hay gente recorriendo ese agradable paseo, pero se debe a la temprana hora.
Llegamos hasta el cerro Santa Ana, lugar donde nació Guayaquil, allá por el siglo XVI en las décadas de 1540 a 1550 y ascendimos por la escalinata de 440 escalones,
Callecitas típicas que hacen que no pares de tomar fotos.
La colina de 60 metros de altura, es uno de los más importantes miradores de Guayaquil, pues permite efectuar un recorrido visual con un giro de 360 grados, en el que se aprecia por el norte: la intersección de los ríos Babahoyo y Daule que forman el Guayas; por el sur: el casco comercial de la ciudad; al este, la Isla Santay y Durán; y al oeste, el cerro del Carmen y el resto de la ciudad.
Esta imagen muestra la vista en el año 1880 y la actual.
En la cima del cerro está la capilla inaugurada en el año 2002
Regresamos al hotel y me acerqué a esta feria, dónde hay artesanías y toooodo lo que se te ocurra.
La recorrí sola, no sentí miedo pero como en todo lugar de este tipo hay que cuidar las pertenencias, cualquiera sea el país.
En el centro hay edificios impactantes y muy bien cuidados.
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Día 3: Guayaquil-Cuenca
Con nuestro equipaje volvimos al aeropuerto de Guayaquil, fuimos recorriendo los mostradores de las rentadoras preguntando que nos ofrecían y las condiciones del seguro, porque el año anterior en Perú la letra chica hizo que arriesgáramos demasiado.
Nos decidimos por Avis y nos llevamos un Kía Río. Cuándo ya estábamos en Argentina tuvimos una desagradable sorpresa que relaté en este post.
Nos dirigimos hacia la ciudad de Cuenca, que actualmente tiene una población de 580.000 habitantes y por la riqueza de su arquitectura, recibió el nombramiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad, el 1 de diciembre de 1999
Se puede visitar la Galería de Exposiciones de la Alcaldía de Cuenca (queda al frente de la Catedral Nueva), en donde se pueden ver muestras de gran valor artístico de reconocidos artistas plásticos locales, nacionales y extranjeros. La entrada es gratuita.
En este agradable comedor fue la primer parada, al igual que en Guayaquil los precios eran muy accesibles pagando por el menú turista solo usd 2.
Caminamos la ciudad y entramos en el Mercado 9 de Octubre, que es uno de los principales mercados de la ciudad.
El edificio fue construido en 1930, como la biblioteca de la ciudad, sin embargo, por las necesidades de la misma pasó a ser un mercado.
En él podes encontrar desde comidas típicas, frutas, verduras hasta víveres básicos.
En el piso inferior están los puestos de venta de carne y los de comidas. El olor a carne cruda era nauseabundo para mí y por eso me limité a tomar fotos desde arriba.
En sus inmediaciones funcionaba un mercado de artesanías y productos típicos.
Seguimos deambulando por la ciudad, cenamos y de repente se corta la energía eléctrica, nos damos cuenta que no tuvimos la precaución de fijarnos en el cronograma de cortes y que en el hotel no nos habían advertido.
Llegamos al hotel, no recuerdo como nos guiamos hasta ahí, pero no me olvido que en la recepción había una luz de emergencia pequeña, que nos dieron la llave de nuestra habitación y que subimos las escaleras porque obviamente no funcionaba el ascensor, alumbrándonos con el celular.
Habíamos llevado una linterna, pero estaba en la valija, que estaba cerrada con un candado con combinación. Recuerdo cuántos nos reíamos al intentar acertar los tres números pero lo logramos y obtuvimos algo de iluminación con nuestra linterna.
. Día 4: Cuenca
Desde nuestra habitación teníamos esta vistas:
A ocho kilómetros, al suroeste del centro de Cuenca, está la parroquia de Baños. Este lugar es conocido por sus aguas termales con propiedades minerales y porque desde allí se tiene una vista panorámica de la ciudad.
Regresamos a la ciudad con lluvia, pero eso no me detuvo y salí a buscar algunas de las muchas iglesias de la ciudad, valiosas joyas arquitectónicas que contribuyeron al nombramiento de Patrimonio de la Humanidad.
Mientras iba de un punto a otro seguía deleitándome con esta ciudad, porque su valor histórico y cultural es indiscutible.
Además, es bastante extenso, no es el clásico centro histórico de ciudad que tiene tres o cuatro manzanas, sino que abarca una buena parte de Cuenca.
Y con esta imagen me despedí de esa hermosa ciudad que ojalá algún día viste nuevamente.