Viajar en época de COVID-19

En estos días se está poniendo en marcha el hemisferio norte, se anuncian aperturas de playas el 01 de junio y se están confeccionando los protocolos a seguir para evitar contagios.

Dicen que los hoteles tendrán una ocupación del 50%, que no habrá desayuno buffet, que los restaurants tendrán que restringir el número de comensales y decenas de etcéteras más.

El motivo por el que estoy escribiendo este post es que siento que he vivido un viaje en época del virus chino porque regresé de New York el 09-03-2020, aplicando la mayoría de las cosas que se están barajando en estos momentos y quería dejarlas acá.

Nuestro viaje comenzó con un día de caminata por New York el 19-02 y si bien parecía que el continente americano no había problemas, tratamos de potenciar la limpieza de manos.

Al día siguiente viajamos hasta el aeropuerto de Newark, dónde nos sentimos MUY expuestos en el pequeño pasillo dónde hacían el control de seguridad en la terminal A.

Estábamos unos detrás del otro sin separación alguna, porque el espacio físico no lo permitía. Confieso que me sentí  incómoda y preocupada. Sumado a ello, en esa terminal solo hay un pequeño baño y 3 baños químicos!

Llegamos a Vancouver y salimos al día siguiente de road trip, por lo que el contacto con personas fue muy escaso durante dos semanas, la mayoría del tiempo se pasa arriba del auto y solo te cruzas con personas al hacer una caminata o sea riesgo mínimo.

Muchísimas veces pasábamos alcohol en gel al volante, palanca de cambios y manijas, después de haber estado en contacto con superficies dudosas.

En las salas de desayuno de los hoteles de Canadá no había muchas personas y elegimos restaurants dónde no hubiese mucho público, o sea que siempre estuvimos pendientes del aseo y tratando de evitar aglomeraciones, algo poco probable porque era invierno y no abundaba el turismo.

El 01 de marzo aparecimos en Whistler un frecuentado centro de esquí y luego llegamos a Vancouver, dónde sí nos encontramos con turistas extranjeros, evitábamos acercarnos a cualquier persona con rasgos orientales y como se había disparado en Italia, cuándo oíamos ese idioma nos alejábamos.

Sí, estábamos muy atentos y nunca nos relajamos, pero llegó la noche en que teníamos entradas para ver un partido de jockey sobre hielo… las ganas de ver ese espectáculo pudo más que el temor y fuimos parte de ese conglomerado de personas.

Volamos a New York el 05-03, fecha en la que ahora podría decirse comenzaron a subir el número de casos, pero no estábamos tan informados al respecto y creo que fue mejor así porque hubiera sido más estresante.

Mi intención era ver dos espectáculos: un partido de basquet en el Madison Square Garden y a Celine Dion en el Prudential Center, por suerte no había comprado los tickets con anticipación, porque no sabía  si me iba a gustar New York y si me quedaría esas 4 noches en la ciudad o iríamos a Boston.

Por precaución no asistí y tampoco fuimos a comer a los lugares renombrados por todos los viajeros, con solo ver la larga hilera de personas para entrar al local, era motivo suficiente para desistir.

Como habíamos tomado un departamento previendo que nos pasaría algo así, comprábamos comida e íbamos a cenar cómodamente en nuestro «hogar».

La última noche no pude resistirme a la tentación de despedirme de la ciudad viéndola desde el Empire State. Mientras subíamos en esos ascensores con su capacidad al máximo estaba muy tensa y cruzando los dedos….

No quiero ni pensar en que hubiera pasado si alguien estornudaba! por suerte en los dos países nunca hemos estado cerca de personas resfriadas, como suele encontrarse con frecuencia durante el invierno en nuestro país.

Si bien estábamos pendientes del tema, lo hacíamos bromas al respecto, nos cuidábamos entre nosotros, recordándonos de entrar a un baño para higienizarnos, ponernos alcohol en gel, siempre con una sonrisa para no estresarnos y arruinar el viaje.

Llegó el día del regreso, tuvimos la gran suerte de obtener el pase a business gratis hasta Santiago de Chile, dónde estábamos sin pasajeros cerca como ocurre en turista y fue un gran alivio.

En un momento pensamos en pagar el upgrade si no lo obteníamos gratuitamente pero después recordamos que desde Santiago a Ezeiza volaríamos todos amontonados.

Al llegar a SCL nos tomaron la temperatura, el público que estaba en la sala de espera portaba barbijos, nosotros no los usamos y eso que los tenía en la cartera. En vuelo todos estaban descubiertos.

Conclusión:

Y así pasó un viaje dónde las medidas tomadas fueron muy similares a lo que nos espera en los viajes de los próximos meses o al menos es lo que vamos leyendo en este vorágine diaria de noticias cambiantes, pero sin vacuna alguna a la vista.

Creo que hacer un road trip minimiza los riesgos, que es una gran oportunidad para quienes aman las casas rodantes, porque estarán protegidos durante todo el viaje al no tener la necesidad de frecuentar hotel y restaurants.

Otra opción es planear recorridos haciendo base en un lugar, alquilar un depto y así poder estar más aislados del resto de la gente.

Los que son jóvenes no se detengan por este virus y los que vendrán, no pierdan la libertad, luchen por ella… está perfecto cuidarse pero los políticos pueden aprovechar esas oportunidades para cercenar derechos y por sobre todo no se dejen torturar por los medios que bombardean noticias apocalípticas.